Una esperanza superior

Juan 14,1 “No se angustien ustedes. Crean en Dios y
crean también en mí.
2 En la casa de mi Padre hay muchos lugares donde
vivir; si no fuera así, yo no les hubiera dicho que voy a
prepararles un lugar.
3 Y después de irme y de prepararles un lugar, vendré
otra vez para llevarlos conmigo, para que ustedes estén
en el mismo lugar en donde yo voy a estar."

Quienes tenemos la convicción de la fe, de la existencia
de esa vida después de la vida; poseemos una
esperanza superior. Todos nuestros esfuerzos ordinariamente
están enfocados en esa patria celestial que
nos espera, en ese mañana mejor, en ese cielo nuevo
y esa tierra nueva disfrutándolo desde ya. Podemos
cerrar nuestros ojos y en un instante estar conectados
con la eternidad que nos alimenta el corazón y nutre
nuestro espíritu a través de la oración.

Apocalipsis 21,1 Después vi un cielo nuevo y una tierra
nueva; porque el primer cielo y la primera tierra habían
dejado de existir, y también el mar.

Quien no se ha dado la oportunidad de creer, no puede
sentir el gozo de una vida realmente nueva, quien no
ha soltado en su interior la desconfianza en lo divino
y se ha lanzado a creer, no puede saborear las mieles
de la alegría y la paz. Te invito a que le encuentres sen-
tido a la fe, a que creas con la convicción de que lo que
nos espera, es infinitamente superior a esta vida llena
de dificultades y vacíos. Entra en la dimensión de lo
eterno y cambia de ciudadanía.

Filipenses 3,20 En cambio, nosotros somos ciudadanos
del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el
Salvador, el Señor Jesucristo
Dios Padre de amor: Te damos gracias en el nombre
de Jesús, por regalarnos el don de la fe, la esperanza
y la caridad, porque ellos nos aseguran una eternidad
bienaventurada. Te pedimos que nunca nos falte tu
aliento, para que nuestras fuerzas no desfallezcan en
este mundo de contradicciones y acosos. Te pedimos
que nuestro corazón siempre esté alegre y expectante
para llegar con amor a la eternidad donde nos
espera el premio celestial.

Amén.

Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión III por Juan Alberto Echeverry

Dejar un comentario

Por favor tenga en cuenta que los comentarios deben ser aprobados antes de ser publicados