Tu declaración
por La Tinaja EditorialLucas 12, 8- 9. “Les digo que si alguien se declara a mi
favor delante de los hombres, también el Hijo del hombre
se declarará a favor de él delante de los ángeles de Dios;
pero el que me niegue delante de los hombres, será
negado delante de los ángeles de Dios”.
Cada decisión que tomamos, cada acción que emprendemos
o cada palabra que decimos, lleva implícita
la declaración a favor o en contra de Jesús. No se
necesita llevar colgado un cristo, un rosario o un escapulario
para decir que estamos a favor de Él; porque lo
que verdaderamente habla de nuestra declaración de
fe son nuestros actos o la congruencia de vida junto
con nuestras palabras, pues así fue reconocido Nuestro
Señor.
Lucas 24, 19. “Él les preguntó: — ¿Qué ha pasado? Le
dijeron: —Lo de Jesús de Nazaret, que era un profeta
poderoso en hechos y en palabras delante de Dios y de
todo el pueblo”.
A Dios no le podemos mentir. Él conoce la intención
de nuestro corazón, sabe cuándo le negamos en nuestros
actos o palabras y cuándo hacemos una buena
declaración de fe a favor suyo. No necesitamos mentirle
o mentirnos a nosotros mismos porque Él lo
conoce todo.
Sin hacer mucho alarde de religiosidad, puedes declararte
a favor de Dios delante de los hombres con cada
acto que realices o con cada palabra que digas; con
plena seguridad, serán muchos más los que se conviertan
a nuestro alrededor, que si hacemos demasiadas
manifestaciones externas de fe, pero carentes de
coherencia con nuestros actos. Por momentos saturamos
de fe a otros, pero con nuestros actos no nos
declaramos realmente a favor de Cristo.
Lucas 11, 52. “¡Ay de ustedes, maestros de la ley!, que
se han apoderado de la llave del conocimiento; pero ni
ustedes mismos entran ni dejan entrar a los que quieren
hacerlo”.
Así pues, la oración privada, silenciosa, perseverante y
con fe, tiene mucho poder cuando va acompañada de
actos concretos de amor; esa es la verdadera declaración
a favor de Dios, ese es el grito que Dios quiere
escuchar de nuestra vida a favor suyo. Así las cosas, la
pregunta es: ¿Hoy te vas a declarar a su favor?
Dios, Padre de amor:
Tú conoces nuestra vida y nuestros actos, sabes cuántas
veces caemos en nuestras debilidades y pecados,
y por ello te pedimos perdón en el nombre de Jesús.
Hoy, en un acto de plena conciencia, te decimos que
en verdad queremos declararnos a favor de Jesús en
cada acto de nuestra vida; pero necesitamos humildemente
tu ayuda, pues sin ti nada podemos hacer.
Clamamos una vez más la luz de tu Santo Espíritu para
poder ser fieles a nuestro llamado y nuestras convicciones;
para así poderte honrar siempre en nuestra
vida y declararnos a tu favor.
Amén.
Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión II por Juan Alberto Echeverry