Oración de aceptación personal y autoestima
por La Tinaja EditorialDios Padre Santo: Vengo a Ti con mi corazón
en la mano, para clamar tu luz y tu misericordia.
Quiero abrir mi corazón y desahogar mi dolor, mi
queja y mi inconformismo. Te pido perdón por mi
rebeldía y mi pecado, especialmente por no aceptarme
como soy o no aceptar las condiciones que
tengo o en que vivo. Aquí estoy con mi realidad
delante de Ti, suplicándote, me ayudes a ser feliz a
pesar de mi realidad, a aceptarme con lo que tengo
y lo que soy, con mi estatura, mi cara, mi color de
piel, el color o la forma de mi cabello, mis ojos, la
forma de mi cuerpo, mi gordura o delgadez, mi
condición socio económica, mis padres, mi familia,
mis defectos y mis errores. Hoy pido el auxilio del
Espíritu Santo para levantarme de esta postración
en la que vivo, hoy decido perdonar y aceptarme
como soy. Reconozco que Tú quieres lo mejor para
mi vida y que lo único que he hecho es quejarme y
maldecir por mi vida y mis condiciones, en vez de
trabajar con fe y esperanza por un mañana mejor.
Te pido que, como dice tu palabra, me ayudes a
cambiar mi manera de pensar para que así cambie
mi manera de vivir. A partir de hoy declaro con
mis labios, con mi mente y con mi corazón que
me acepto como soy y con lo que tengo y que Dios
quiere lo mejor para mí. Declaro en el Nombre de
Jesús, que de aquí en adelante, todo lo que tengo,
me rodea y llega a mí, está contribuyendo para
mi mayor bien. Renuncio en el Nombre de Jesús
a toda queja, a toda maldición y a toda tristeza.
Me propongo levantarme en el Nombre de Jesús
y conquistar victorias con el poder de su Santo
Espíritu. Me declaro hijo(a) amado(a) de Dios y
heredero de sus gracias y sus bendiciones. Rechazo
todo pensamiento de auto condena, todo
negativismo, todo deseo de despertar compasión
en los demás. Hoy quiero levantarme y ser fruto
de bendición para los demás. Propongo firmemente
ser positivo(a), hablar de cosas buenas y
positivas y aceptarme como soy en cada minuto
del día. Renuncio a pelear contra mi propia vida,
mi físico o mis condiciones. Me declaro libre y
feliz en el Nombre de Jesucristo resucitado. Clamo
para mí los dones y los frutos del Espíritu Santo,
la paciencia, la tolerancia, el amor, el dominio
propio, la alegría, la fe, la templanza, la entereza,
la fortaleza y la seguridad,
Renuncio a pensar en el qué dirán y a avergonzarme
de mí mismo o de mis condiciones, a no ser
de mi pecado. Me declaro feliz y en paz y consagro
mis pensamientos a la acción del Espíritu Santo.
Amén.
Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre.
Oración tomada del libro Una oración para cada ocasión por Juan Alberto Echeverry