No tientes a Dios

Mateo 16,1 Los fariseos y los saduceos fueron a ver
a Jesús y, para tenderle una trampa, le pidieron que
hiciera alguna señal milagrosa que probara que él venía
de parte de Dios.

Mateo 16,4 Esta gente malvada e infiel pide una señal
milagrosa; pero no va a dársele más señal que
la de Jonás.”

La señal de Jonás consistió en una conversión humilde
de corazón y un cambio por fe, de actitud; y así,
Nínive no fue destruida. Quizás, muchos de nosotros
queremos cambios mágicos en nuestra vida, sin un
compromiso serio de cambio, y sin una fe firme en que
Dios puede obrar siempre en bendición para nuestro
mayor bien.

Si vamos a creer en Dios, hagámoslo con decisión,
humildad, firmeza y sin vacilaciones, clamando y
esperando con paciencia; pero no tentemos a Dios
esperando ver show de milagros, para ver si así nos
convertimos, porque eso es tentar a Dios.

Apocalipsis 3,14 “Escribe también al ángel de la iglesia
de La odicea: ‘Esto dice el Amén, el testigo fiel y
verdadero, el origen de todo lo que Dios creó:
15 Yo sé todo lo que haces. Sé que no eres frío ni
caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!
16 Pero como eres tibio, y no frío ni caliente,
te vomitaré de mi boca.

Dios Padre de amor: Tú conoces nuestro corazón y
sabes de qué estamos hechos, por eso te pedimos en
el nombre de Jesús, que nos regales la humildad y la
sabiduría perfecta para clamar y aceptar en nuestra
vida tu perfecta voluntad. Si en el transcurso de nuestra
vida nos quieres regalar la presencia de milagros
sobrenaturales, bienvenidos sean, pero que mi fe no
dependa de ellos, sino de tu palabra y tu infinito amor.
Amén.

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Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión II por Juan Alberto Echeverry


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