Libertad

Gálatas 5, 1. “Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud”.

Te invito a que fortalezcas tu voluntad para no dejarte esclavizar por nada, ni por nadie, excepto por el Señor. Ni los sentimientos, ni las pasiones, ni los vicios, ni las personas, deberían esclavizarnos. Todo lo contrario, nuestra vida se debe mover con toda libertad en lo que pensamos, hablamos y hacemos, bajo la óptica de Cristo. Si piensas que aún tienes esclavitudes en tu vida, clama la gracia de Dios para salir a la completa libertad. Deja que tu corazón lata con fuerza y anhele fervientemente esa bendita libertad en la que viven todos lo que se han encontrado con la gracia de Dios. Con frecuencia nos dejamos esclavizar por una relación tortuosa, una inclinación, por un pecado, por el miedo, por la soledad, por el dinero y la ambición; por la gula, por el tabaco, el alcohol, el juego, la droga, las compras compulsivas; por una dependencia de una persona, por las ataduras que no nos dejan avanzar en una vida de libertad. Es tiempo de tomar decisiones con firmeza y anhelar esa libertad que Cristo ha conquistado para nosotros. Todo tiene que comenzar en tu pensamiento y en tu voluntad para luego lanzarte a experimentar con fe ese camino de la libertad. Pues sin tu voluntad es imposible vivir en libertad. Es preciso hacerse violencia a sí mismo para conquistar la cima, es decir, violentar nuestros apegos y miedos y decidir creer en Cristo viviendo en el amor para ser verdaderamente libres.

2Corintios 3, 17- 18. “Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por eso, todos nosotros, ya sin el velo que nos cubría la cara, somos como un espejo que refleja la gloria del Señor, y vamos transformándonos en su imagen misma, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu.

Dios, Padre de amor: En este tiempo queremos darte gracias por tu infinito amor y bondad. Clamamos, en el nombre de Jesús, que nos regales el don del Espíritu Santo para vivir en la plenitud de la libertad que tú nos regalas. Te pedimos la fuerza de la voluntad y la sabiduría para poder tomar decisiones y desprendernos de todo aquello que no le conviene a nuestra vida y que nos esclaviza. Ayúdanos a saber que nuestra vida depende de ti y no de lo que el mundo quiere imponernos. De manera especial, hoy clamamos por los que se encuentran esclavizados bajo el yugo de la violencia, las drogas, el alcohol, el juego y todo vicio que arrastra sus vidas con fuerza. Amén.

 

Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión II por Juan Alberto Echeverry


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