El mundo nos aprieta pero Dios...

1Co 10,13 “Ustedes no han pasado por ninguna
prueba que no sea humanamente soportable. Y
pueden ustedes confiar en Dios, que no los dejará
sufrir pruebas más duras de lo que pueden soportar.
Por el contrario, cuando llegue la prueba, Dios les
dará también la manera de salir de ella, para que
puedan soportarla.”


Mientras estamos en este mundo, no se nos haga
raro que nos veamos sometidos a pruebas de toda
clase, decepciones, chismes, robos, injusticias, infidelidades,
rechazos, muertes de seres queridos, pérdidas
de toda clase, en fin siempre estaremos expuestos
a vivir tribulaciones, pero tengamos confianza, porque
si somos verdaderamente hijos de Dios, Él no
nos dejará sufrir pruebas más grandes que las que
podemos soportar.


Sal 34,19 “Muchas son las desgracias del justo,
pero de todas le libera Yahveh.”


La pregunta es: ¿Qué tan justo soy o he sido en
mi vida? Seguramente la gran mayoría de nuestras
desgracias o problemas lo hemos causado nosotros
mismos, sin embargo, aun así, cuando volteamos
nuestro rostro con sinceridad a Dios y enderezamos
nuestro camino, Él nos auxilia y nos saca adelante
antes de que perezca nuestra vida:


Jer 3,12 “Ve y anuncia este mensaje mirando
hacia el norte: ‘El Señor afirma: ¡Vuelve a mí, rebelde
Israel! No te recibiré de mal modo ni mantendré mi
enojo por siempre, porque soy bondadoso.
Yo, el Señor, doy mi palabra.”


Así que no te lamentes ni te angusties, sólo clama a
Dios, obra el bien y confía en que, en algún momento,
llegará la bendición a tu vida. Sigue creyendo, obrando
y clamando fortaleza para atravesar las pruebas que
se presentan en tu vida, pues de todas ellas Dios te
librará. No te desesperes piensa que en algún momento
de la vida verás el vino de tu amargura o tu
agonía y al fin verás la luz de ese nuevo amanecer:


Jn 16,33 “Les digo todo esto para que encuentren
paz en su unión conmigo. En el mundo, ustedes
habrán de sufrir; pero tengan valor: yo he vencido
al mundo.”


Si en tu vida has tenido alguna injusticia irrecuperable,
también debes pensar que Dios tendrá una
recompensa superior en el cielo para tu vida y la de
los tuyos, pero de todas maneras no te angusties, no
te quejes y no te desesperes:


Mat 5,4 “Dichosos los que sufren, porque serán
consolados.”


Dios Padre de Amor: te alabo y te bendigo por tu
inmenso amor y misericordia, reconozco que no he
sido justo en mi vida, pero también reconozco que
tu misericordia está por encima de mi injusticia. En
tus benditas manos están mi vida y mis aflicciones,
por ello clamo a Ti, para que acortes el tiempo de la
tribulación, y me ayudes a conquistar la paz y la victoria
que necesita mi vida. Aunque no entiendo el porqué
de mis problemas, yo sé que Tú tienes un maravilloso
plan de salvación para mi vida. Te pido que me
ayudes a permanecer fiel a tu Palabra y no permitas
que me aparte de Ti, para que pueda contemplar tu
eterna presencia en el cielo, donde seguramente las
aflicciones serán cuestión del segundo que ya pasó
y que no volveré a recordar.
Amén.

 

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Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión I por Juan Alberto Echeverry

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