Disciplina que conquista

Josué 6,3 Ustedes, soldados israelitas, den una vuelta
diaria alrededor de la ciudad durante seis días.

4 Siete sacerdotes irán delante del arca de la alianza,
cada uno con una trompeta de cuerno de carnero, y el
séptimo día darán siete vueltas a la ciudad, mientras los
sacerdotes tocan las trompetas.

Qué gran lección nos quiere dar Dios sobre la disciplina.
Lastimosamente, es lo que nos falta muchas
veces en la vida para conquistar batallas, metas,
logros y hasta la vida eterna. Ser disciplinados nos
ayuda en todo; forma nuestro carácter, nos hace
crecer como personas, nos ayuda a subir la autoestima,
nos da la fortaleza para enfrentar momentos
difíciles, nos hace ser luz para los demás, etc. La disciplina
requiere obediencia, constancia, perseverancia,
negación o aplazamiento de placeres fugaces, entre
muchas otras cosas.

Quien no aprende a ser disciplinado, siempre arrastrará
en su vida, complejos, culpabilidades, remordimientos
y demás sensaciones negativas que la misma vida
nos impone.

Proverbios 12,1 a Amar la disciplina es amar el saber.

La buena noticia es que desde hoy mismo puedes
comenzar a construir el hábito de la disciplina en tu
vida, aunque te cueste trabajo, poco a poco vas alcanzando
metas y motivándote a crecer en ella. Pronto
recogerás los frutos de su siembra.

Dios Padre de Amor: Venimos a tu presencia una vez
más con un corazón dispuesto a obedecer; clamando
la luz de tu Santo Espíritu, para pedir en el nombre de
Jesús, que nos regales la virtud de la disciplina, a fin
de que alcancemos la estatura del hombre perfecto
que es Cristo y logremos conquistar valiosas metas en
nuestra vida.
Amén.

Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión III por Juan Alberto Echeverry

 

 


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