¿Crisis de Fe?
por La Tinaja EditorialJuan 6,67 Jesús dijo entonces a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» 68 Le respondió Simón Pedro: «Señor, ¿dónde quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, 69 y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.» Tal vez por momentos no le veas sentido a lo que haces en la fe. Puede ser que te sientas cansado(a) por que las cosas no se te han dado como esperabas, o llevas mucho tiempo orando y percibes que nada pasa a tu alrededor. Puedes sentirte solo(a) y desconcertado(a), pero ¿Vas a renunciar o retroceder en tu fe? Con plena seguridad, lo que nos falta es más oración, más encuentro cercano con Jesús, más convivencia con otros hermanos en la fe, que ayuden a darle sentido a lo que hacemos. Puede ser, también, que lo que nos falte sea poner un poco más la mirada en las verdades eternas, y ver la vida con la óptica de la salvación. Así, sí cobra sentido todo lo que hacemos en la fe. Algún día vamos a mirar hacia atrás y vamos a poder decir: ¡Gracias a Dios nos pudimos mantener firmes, a pesar de las tentaciones, flagelos, problemas y debilidades! Hebreos 12,2 Fijemos nuestra mirada en Jesús, pues de él procede nuestra fe y él es quien la perfecciona. Jesús soportó la cruz, sin hacer caso de lo vergonzoso de esa muerte, porque sabía que después del sufrimiento tendría gozo y alegría; y se sentó a la derecha del trono de Dios. Hebreos 10,24 Busquemos la manera de ayudarnos unos a otros a tener más amor y a hacer el bien. 25 No dejemos de asistir a nuestras reuniones, como hacen algunos, sino démonos ánimos unos a otros; y tanto más cuanto que vemos que el día del Señor se acerca. Dios Padre de Amor: Una vez más venimos a tu Santa presencia, con el corazón dispuesto para que, en el nombre de Jesús, fortalezcas nuestra vida espiritual y despejes toda duda de fe que podamos tener en nuestro interior. Te damos gracias por la paciencia inagotable con la que nos tratas y te pedimos que derrames el Espíritu Santo cada día sobre nuestro corazón, a fin de que podamos pronunciar: ¿A quién iremos Señor? Sólo Tú tienes palabras de vida eterna. Amén.
Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión III por Juan Alberto Echeverry