Cambiar de actitud

Eclesiástico 2,12 Pero, ¡ay de los corazones cobardes y las manos perezosas! ¡Ay de los pecadores que llevan una vida doble! 13 ¡Ay de los corazones débiles, que no tienen confianza! ¡Dios no los protegerá! 14 ¡Ay de los que no saben soportar con paciencia! ¿Qué harán cuando el Señor los ponga a prueba?

El pesimismo es una fuerza que genera las mayores derrotas en el ser humano. El pesimista se vive quejando por todo, nada le sirve, a todo le busca un problema, mira la vida por el lado negativo siempre; donde quiera que va, lleva siempre un comentario nefasto y es amante esparcir noticias catastróficas. El pesimista casi siempre recoge de lo que siembra y cada vez reafirma más su postura negativa. Ser pesimista, nace usualmente de una mala formación, de heridas causadas en la niñez y de un alejamiento voluntario de la gracia de Dios, que le lleva a juzgarle en cada acto de su vida. El pesimista castra la fe y mata la esperanza, y en el fondo, está necesitado de reconocimiento, de mendigar misericordia de los demás. El pesimista es un contaminante para todos los círculos sociales.

Santiago 1,5 Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará; pues Dios da a todos sin limitación y sin hacer reproche alguno. 6 Pero tiene que pedir con fe, sin dudar nada; porque el que duda es como una ola del mar, que el viento lleva de un lado a otro. 7 Quien es así, no crea que va a recibir nada del Señor, 8 porque hoy piensa una cosa y mañana otra, y no es constante en su conducta.

Cuando percibamos que nuestra vida tiene la raíz de la amargura y el pesimismo, ten la plena seguridad de que podemos cambiar de actitud y combatirla con la fe, el optimismo, la esperanza, con comentarios positivos, con la confianza siempre puesta en Dios que quiere un mayor bien para sus hijos. Que hermosa y gratificante es la llegada de una persona optimista a nuestra vida. Dios Padre de amor: Te pedimos en el nombre de Jesús que derrames sobre nuestra vida, el don del Espíritu Santo de manera abundante, para poder combatirtodo vestigio de negativismo que haya en nosotros y nos regales la gracia de tener una actitud positiva y alegre, plantada en la fe, la esperanza y el amor, para nunca caer ni contaminar a nadie. Amén.

Reflexión tomada del libro Una reflexión para cada ocasión III por Juan Alberto Echeverry


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